viernes, 12 de octubre de 2012

DON ENGENDRO Y SU REINO.

El aire que respiraba este engendro estaba cargadito de melancolías y malsanos presagios y era esa pesadez y densidad la que mas florecía en los días de falta de gloria, que solían ser 363 o 364 a lo largo del año... En su reino, el Don era el mandamás y a principios de mes la malaventura se encargaba de cobrar los impuestos y recaudar las deudas contraídas ahogando a todo cuanto conciudadano allí habitaba.
Pues como iba diciendo, este engendro inhalaba las mas grandes cantidades de anhelos y oscurantismos  y lo mas curioso es que las gentes que en su reino moraban nunca pensaron en mudarse al reino adyacente, reino de abundantes brillante materias y futuristas artimañas (donde el aire siempre estaba viciado), porque a pesar de los aranceles el aire que respiraban estaba limpio de toda impureza.
Todos los días menos el día de la fiesta nacional, ese día todos respiraban juntos los malos augurios.

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