jueves, 5 de septiembre de 2013

DE LA HERIDA ACONTECIDA AL TAJARSE UN DEDO

Puede que emerja, en la sangre de lo sucedido, una intimidación cataclísmica en la que un ser poderoso de necesidad intenta cohibir a la noche, asediada de devenires animalescos y otros cuantos  y variados invitados de circunstáncia que en movimiento satélite rondan la escena.
Algo le ha hecho la nocturnidad, eso de claro, aunque solo se trate de una posibilidad.

Una especie de A3 lleno de tinta negra, tintas de colores, rotuladores y gouache, a modo de probeta y ensayo.

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