martes, 25 de septiembre de 2012

ONOFRE Y SUS AMIGOS

Onofre no sabia muy bien si esas extrañas flotaciones emanaban directamente de su circunstancia o si en realidad las hordas de transparencias llegaron a habitar su débil condición por un aquel del destino, directa y presuntamente relacionadas con una debilidad que lo acechaba desde hacía ya unos cuantos eones temporales.
Días había en que su compañía se mostraba agradable, elegante e incluso parecía elevar sus ansias hasta tornarlas pausa en un límite de tal altitud que reposaba tranquilo y aceleraba sus techos.
Mas había días en que los volátiles se desataban y entonaban cantos, y platicaban entre si en jergas de estupidez y desafiante burla. Eran esos días los que Onofre clamaba por tornarse ser ordinario y vacío de toda aspiración, y clamaba también ante todos los dioses conocidos de su dimensión en súplica de aniquilación flotante.
Ayer comentaba su desdichada situación con él y llegamos a la conclusión de que realmente estos seres extracorporales eran una bendición que se le había impuesto y ya que no podía deshacerse de ellos por pena de pérdida irremplazable, debía conjugar y derivar todos los verbos conocidos hasta entonces, que no asta de toro.

De la misma suite automáticoestilógrafa.

No hay comentarios: