lunes, 3 de septiembre de 2012

EN LA CRUDA, EL VECINDARIO


Estas son las vistas que se atisban desde mi cristalosa mesa de trabajo, los moradores de tan vivaracho panorama siempre a constate rendir:

Es una clásica y típica ducha
con versatilidades ajenas a toda suciedad,
una moderna y extraordinaria lucha
de contadas probabilidades para la sociedad.
Aun por sí, la montura de lagarto
vivía ajena al jinete de su espanto,
las espuelas marcaban las once,
las agujas apuntaban entonces a otras extremidades.
Los Dioses cornudos portan arma de futuro
navegantes antiguos abordan embarcaciones modernas
cantan las lóbregas ostras dinamo
y hacen saltar la marea
y su inercia facilita los coros por no armónico.
Subieron entonces las faldas y persianas
para aprovechar los inputs de ajenos sonajeros de plata en forma de perro
o eran paquidermos?
o taxidermistas frustrados,
esa era la duda que tronaba en el pecho
de los dioses eternos y sus armas difusas.
A la mañana siguiente salieron
al encuentro del mítico vehículo combustibinado
monturas doradas y frenos de disco.
Llevaron a sus gentes
a pastar en plácidos campos.

Plumilla y tinta negra como mis pecados (que diría mi abuela)
de unos 50X70 cm. de dimensión.

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