Europa era bella y fenicia, alteza de inconcebibles penetrantes oscuros. Su infortunio, coincidir con el Dios de Dioses, que ante tan lasciva e hipnótica visión y ante el temor de un posible rechazo, optó por transformarse en un magnífico blanco toro de mansedumbre irresistible a ojos de la joven dama que se aproximó. De caricias y tacto erró engatusada y cuando sus actos languidecían encima del animal, el tórido la apreso y se la llevo a la isla de Creta a vivir. Finalmente se hizo con su ansiado amor.
Pero Zeus estaba comprometido con la diosa Hera, que reclamando la dedicación absoluta de su prometido desamparó a la simple humana que no era quien de lidiar contra tamaña adversaria.
Dicen del origen etimológico del griego (Ευρώπη) significa “ojos grandes”. Mas esos ojos no miran a cualquiera...
Tinta y papel de automático dibujo.
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